La única
mujer de verdad
las otras
son solo meras damas.
La que
siempre estuvo ahí
acompañándome
mientras crecí.
Me dio la
vida y me dio a mi hermano,
me aguanto y
soporto durante estos años,
me ayudo con
los números y con las letras
y confió en
mí aun que los demás no me creyeran.
A la escuela
de su mano fui
en Vespa
después el camino recorrí,
e incluso en
autobús. Me ha llevado
siempre a
donde haya necesitado.
Vi que
creíste en mí, que pensante
que podría
llegar a ser lo que me propusiera
y solo quise
que estuvieras orgullosa de mí
rompiendo
todas las barreras que pusieran.
Deberíamos
aprender de ti
y ser como
tú eres,
eres la
alegría de la casa,
aun que de
vez en cuando nos regañas.
A pesar de
que lo demuestre muy poco
te quiero y
admiro más de lo que crees,
ya no soy un
niño pero el cariño es el mismo
y no sé qué
será de nosotros cuando no estés.
Pero hasta
entonces una eternidad a de pasar
y muchas
sonrisas todavía han de brotar.
Espero que
te haya gustado mi regalo
te mereces
esto y mucho más
por haberme
querido tanto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario