Ya verás cómo no te cuesta tanto
olvidarme,
si has llevado muy bien eso de no
hablarme
durante más de uno de esos veranos
invernales,
si no te ha costado ignorarme al
cruzarnos por la calle.
Ya verás cómo no nos incordiamos más,
como no tendré más disputas por tu horas.
Estaría de más replicarte, como antes hacía,
si voy a llegar con las razones vacías.
Sería una función si nos dijéramos
las cosas tal y como son.
Si te digo que no quería que volvieras
más
sería una actuación.
Has hecho justo los que tenías que
hacer
para confundirme una y otra vez.
Conozco mejor a tus excusas que a ti
y es que nunca has acabado de traducir
los poemas que iban para ti.
Y es que nunca has acabo de entender
que no te quería ni a plazos, ni a
ratos.
Pero eso era demasiado, eso era
pretender
que volviera a ser verde lo que ya era
pasto.
No acabamos de entender el término
amistad,
pues eso nunca fue mucho con nosotros.
Querer hacer de las cenizas un nuevo árbol
no fue un buen plan, pues acabamos quemándonos.
Tú portal ha visto
demasiadas ganas de acabar contigo
en otros muchos sitios.
Tú portal ha visto
los mejores besos de entre todos
esos pisos.
Tú portal también me vio acompañarte a
casa
aquella noche en la que tan mala
estabas,
aquella que perdí mi autobús de vuelta.
Sin tener donde quedarme, nos sentamos
en tu puerta.
Por mi, te hubiera dejado allí,
borracha en esa fiesta,
pero aquella noche,
empecé a quererte de verdad,
pero no como se quieren los enamorados
sino como lo hacen los locos,
haciéndose daño.
Te dije que volvería,
siempre y cuando,
siguiera encontrando
razones por las que volver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario