Alto! Te
ruego mientras me atas las manos,
me amordazas
el lenguaje con vendajes
y me quedo aquí
parado, envenenado
por el
hechizo inherente en las agujas de tus labios.
Besos de
aguja, tacones de carmín intoxicado,
esta vez nada
es demasiado.
El amor esta
como camuflado,
estáis desojando
todas las flores
mientras a él
le están ahogando.
Y es que no
se si te ha quedado claro
que aquí hemos
venido o a caer o a salvarnos
pero a la vez
y ambos.
Al fin y al
cabo el mejor camino de vuelta a casa
seguirán
siendo tus manos.
De tú cielo a
mi caída solo hay una barandilla.
De diferencia.
Te pongo la
que hay entre tus silencios y mi métrica.
La vida
aprieta,
Pero tú,
Tú sí que
ahogas joder.
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