Me hacía por momentos más torpe con su
indiferencia,
el estomago me advertía de que la
noche se equivocaría con el día
y ni preguntaría al comerse su luz en
un eclipse en pleno mediodía.
Y así fuiste tú conmigo, ni me preguntaste
si quería cuando me cambiaste la vida.
Ella sabe que en su cuello está la
curva más precisa de todas mis letras,
es también la curva más peligrosa de
cualquier carretera,
y allí fue justamente donde yo me mate
intentando llegar hacia sus labios de seda,
no llevaba puesto el cinturón porque
me lo creí todo de primeras.
¿Qué más escribir cuando intente
arrancarle sonrisas con todas mis fuerzas?
¿Qué más decir cuando en la boca solo
me quedaba el vaho y en el cielo aquella heladora tormenta?
Se fue a su casa y me dejo con las
ganas de una prosa más lenta
que relatara como aquella noche entré más allá de las puertas de su bloque,
conocí eso que tanto envidian los
dioses
y lo único que nos falto fue nuestro
aliento que se escapo sin reproches
Algún día tendré que verme las caras
con tú desvanecida imagen
para tener la certeza de que hubo respuestas que dejaste aparte
por el miedo a que tu propia contestación fuera una verdad ausente de desgaste.
En verdad todo aquel cariño solo fue la escusa para tapar a otro con un empaste,
pero aun sigo escribiéndote en mi cuaderno de mates versos en el margen
al que no le acaban de salir las cuentas de cuando me olvidaste.
para tener la certeza de que hubo respuestas que dejaste aparte
por el miedo a que tu propia contestación fuera una verdad ausente de desgaste.
En verdad todo aquel cariño solo fue la escusa para tapar a otro con un empaste,
pero aun sigo escribiéndote en mi cuaderno de mates versos en el margen
al que no le acaban de salir las cuentas de cuando me olvidaste.
Ella no se acuerda ni de la mitad de
las cosas que le cuento,
al fin y al cabo son solo páginas de
un libro llamado recuerdos,
están amarillentas y llenas de polvo por el tiempo
que han pasado en los estantes esperando
la promesa de un “hasta luego”
Solo son instantes en los que un iluso
encontró algo bueno.
Ahora, yo, soy el que no se acuerda ni
de lo que fuimos,
no recuerdo bien ni que somos o la
última vez que nos vimos.
Perdimos lo mejor que teníamos, la
mejor parte de nosotros mismos…
el uno al otro.