27 de octubre, un día cualquiera de
otoño,
esta noche ganan una hora durmiendo
todos,
yo la voy a perder escribiéndote un
trozo
de lo que se me ocurrido cuando volvía
al piso solo.
Tendría que escribir sobre venideros
días y no perderme entre los laberintos de tus ojos,
no pensar más ninguna de esas
tonterías que me hacen más torpe y tonto.
Pero ya ves, yo siempre estoy
dispuesto a romperme los esquemas si es con tus uñas,
siempre estoy atento a las miradas y a
las palabras si son tuyas.
Me dio por pensar que fue lo que
rompió todo,
que hizo que de ser mía pasaras a solo
volverme loco.
Y me intriga el no saber que es ese
misterio de novela que me ciega,
esa trama que me dejo sin vistas ante
el paisaje de tus piernas.
Continuará muy pronto…
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