Una ciudad en llamas, bajo cielo de un manto de agua.
Dos personas de las que hablan mis letras, rascacielos y paraguas.
Tres paradas de metro, entre mis manos y tu pelo, y hablo de
espacios.
Cuatro espacios y universos que dan cuerda a esta epopeya. Se me está
acabando el cuento.
Cinco dedos que querrían acabar en tu espalda este texto.
Seis pedazos de tu cuerpo, donde las caricias se transforman en
verso.
Siete pecados capitales reescritos entre las sábanas, bajar todas
las persianas y tentar a la carne.
Ocho calles a tu lado me han bastado para no dudar de lo que hablo.
Nueve oportunidades me he dado a mi mismo para solucionar mis
altibajos.
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