sábado, 25 de enero de 2014

De resaca

Tengo más heridas profundas que a plena luz del día,
tengo más lanzadas escondidas que a simple vista.
Y a ti, que tan bien se te daba
salvar vidas en plena madrugada.

Buscando el borde de sus labios
en cada instante,
el acantilado por el que arrojarme
cada noche.

Tengo medio pie en la tierra
y el otro pie y medio puesto en su acera.
Tumbado en su litera,
viendo pasar las nubes o viendo morir guerras,
entre sus piernas,
entre mis dedos y su cintura,
me acusan
desde el primer botón
hasta el final de su camisa,
como premisa de abrir un paracaídas
antes de dejarme caer hasta sus rodillas.

Versos de rendición que queman como el hielo,
como mis dedos entre su pelo,
feroces versos de conformismo, a voces,
colgado de la hebilla de cada uno de sus tacones.

Me quitas el sueño todas las noches
pero estoy muy cerca de soñarte.

Sigo buscando la suerte entre los escalones
de cualquier escalera que me lleve hasta tus talones.




Felicidades ma!

Mis miedos, a que temo,
solo con tocarme sabe porque tiemblo
solo con mirarme sabe lo que siento.
Se puede decir que si, que me conoce
mejor que yo mismo.
¿ y qué esperas?
al fin y al cabo, siempre tendré que reconocer
que soy una parte de ella.

Me gustaría poder demostrarte todos los días

mi aprecio, borrar la vergüenza, el miedo 
y contarte todas esas cosas que nunca te diría.
Casi como el que sabe que debe una vida,
que no solo me la diste, si no que también la llenaste,
tú la forjaste y me hiciste fuerte.



Dame la mano, y aun todavía, sabré
que no habrá nada que no pueda vencer.