domingo, 26 de octubre de 2014

Reconócete



Y si pudieras, ¿lo harías?

No sé si sigues ahí, escuchando.

Empecemos de nuevo. Y por el final.
Cuando esta ciudad aun estaba entre tus dedos
y mantenía tu nombre.


En algún momento supe que Roma también podía arder.

Y escogí otros caminos.
Para no verte siendo devastada. Para no caer contigo.


No tengo en cuenta mis cicatrices,
pero los restos en descomposición de lo que una vez fuimos
aun tiemblan
cuando vuelves para seguir jugando con ellos.


Ensuciándote las manos de barro.


Te encierras entre murallas de acero formando un laberinto,
dejas que me pierda en él
y me susurras el camino de salida al oído.

-Solo para ver como mantienes tu postura de disimular sentirte perdido.-

<<Tal vez no fuiste tú quién lo dijo.>>

No sé en qué momento me obligaste a resignarme al asfalto.

Arrancarme la humedad de mi boca,
y ofrecerme un hilo de agua helada descendiendo
por el cauce de tu espina dorsal.


Siento la obligación de recorrer un infierno
de la mano de nadie.
Solo aquí podrían no encontrarte, excepto yo.
No todas las trampas mortales suenan a disparo,
no todas lucen señales de peligro.


Déjame hacer como si no lo escribir
mientras lo describo:



Eres capaz de ser una tirana.


Incluso tú, o sobre todo.
Vuelve a repetírtelo. Y créetelo.



"Te he visto siendo suerte"
y quiero un golpe.


Llevas dos lazos de regalo por labios
y una tóxica bienvenida
caligrafiada en la mirada.


He visto luces de neón en tus ojos reflejadas
y no me sale apartar la mirada.


Te he visto llorar demasiadas veces
para lo poco que.


Ese velo traslucido que nos impide ver
a partes iguales


Encontrar 'un gato sin nombre' en mitad de una calle
que no es la tuya.


Hallar una letra en blanco en mitad de un folio en negro.
Hacer garabatos y no decir nada.
Ser ambiguo para que me entiendas.


Eres una Alicia en un país del que ya no espero nada.

He reordenado el abecedario
intentando borrar tu nombre.


Imagina una yema trazando una silueta en el aire,
rasguear un 'no' en unos labios.
Idénticos a los tuyos.


Déjame saber de tu boca
donde estaba la piedra
después de que escondieras la mano.



Déjame engañarme sin espejismos.
"Déjame ser discusión si eres el motivo"


Adivínate en otras manos
pero no me las muestres.



Descríbete en abstracto
para que nunca nadie entienda
por qué fui capaz de rogarte.
Vete.