lunes, 17 de febrero de 2014

Reinventar el verbo



"Érase que se era, una niña y un niño.
El niño se llamaba Siempre y la niña se llamaba Nunca.

Un día Siempre se acercó a Nunca y le dijo "Mi mayor sueño en la vida es viajar hacia el sol".
Nunca, que era temerosa, que nunca se fiaba de lo que no podía comprobar con sus ojos, dijo "nunca vas a llegar al sol, y si intentas volar, te caerás".
Yo creo que Nunca intentaba ser la cuerda del globo de los deseos que era Siempre.

Pero tal era el peso de los sueños y tantos pájaros tenía en la cabeza Siempre que un día todos emprendieron el vuelo a la vez y Siempre desapareció en mitad del cielo.
Hay quien dice que se perdió, otros que se cayó, otros que cumplió su sueño; pero de todo esto que pasó, Nunca nunca lo supo porque echó raíces en el suelo.

Y ES QUE SI SIEMPRE TE DICES NUNCA, NUNCA SERÁ SIEMPRE."


Rayden.





miércoles, 12 de febrero de 2014

1. adj. Enmarañado, de difícil comprensión

- ¿Está todo bien?, ¿Quieres hablar de algo?

- No, hay muchas cosas que están mal, pero podrían estar mucho peor.
Será que me conformo con que la distancia no se haga más grande.

En cuanto a lo de hablar, no puedo decir nada.
Sería demasiado duro para los dos que te explicará
lo que te he dicho ya en cientos de palabras.
Que tú no has leído todavía.-


Que complicado es cuando sabemos
Que nos tenemos que alejar de alguien
Pero sin decir nada.
Sin dar una explicación.


Irremediablemente, tarde o en vano,
Me tendré que ir de aquí.
Inevitablemente, en parte o temprano
Acabarán echándome.
Pero de momento, no me da la gana.
Solamente estoy esperando el instante
En que esté preparado para dejar
de andar de puntillas por su sonrisa,
Que es lo mejor que ha provocado mi lápiz hasta ahora.
Hacerla sonreír.
Solo por eso, es como para no parar nunca de escribir.
Y vuelta al bucle,
A no poder salir de aquí,
Porque de momento, no me da la gana.


Y
Mátame
Si te apetece,
Hace ya algún tiempo que lo estás haciendo
Sin darte cuenta,
Dejando caer un millón de agujas
En mis manos.
Ese segundo, demasiado complicado
de explicar,
en el que
Un escalofrío recorre mi espalda
Y  termina en mi estomago
En forma de hormigueo



Que complicado es cuando
nos queremos complicar la vida,
Con quien desde el principio
Sabíamos que no debíamos.


jueves, 6 de febrero de 2014

insomnio

No quiero escribir más sobre toda esta mierda,
el bolígrafo ya apenas me pinta la vida,
solo veo un poco de tinta
muriendo en un folio que a veces me mira blanco
y otras veces lo veo negro.

Igual de oscuro que al palpar mi mediocridad,
cuanta ingenuidad
entre todos los cuentos de hadas que dejan de brillar,
porque he caído en la cuenta que de cuento tiene poco esta historia
y mucho de peli de miedo, o de risa, que parece lo más serio.

No os enredéis nunca en el pelo de una señorita
sino estáis listos para los golpes de la vida,
o para perder la fe en su sonrisa,
sino estáis seguros
de que seréis capaces de salir de ese embrollo sin ningún roto.
Y como aquellas veces en que no podemos abrir la bolsa de la merienda,
rompemos el nudo sin pensar si quiera si había alguna otra manera
de averiguar si teníamos nocilla aquella tarde.
A veces la impaciencia es la peor de las respuestas,
aunque nunca ha sido una buena consejera.
La merienda es como el punto de inflexión de la tarde,
el momento entre terminar los deberes y salir a la calle,
o para que lo entendamos (la metáfora),
el momento en el que pensaste que una retirada a tiempo
no iba mucho contigo,
no es ninguna victoria.
Y pensábamos,
que todos los imposibles guardan una pizca de realidad,
algo de probabilidad,
que no importaba ser el que va detrás
(de ella)
que así,  si caía la podrías levantar.
Y te acuerdas de
aquella vieja frase:
"Solo un iluso seguiría insistiendo.
Lo cierto es que yo siempre fui un iluso.”
El punto de inflexión entre todo lo anterior
y ver que no hay nada más,
que los cuentos se quedan en los libros,
que las novelas trágicas tienen mucho más de reales,
que hay espaldas (como la suya) a la altura de las nubes,
que solo era viento en el molino, lo que hacía ruido
entre sus mejillas,
No era un susurro.
Que es dura la realidad,
no todo pasa como en las películas,
que tenemos más imaginación de lo que pensábamos,
que somos un poco más idiotas
que en la línea anterior.

No tendré el placer, o la curiosidad, o la oportunidad
de conocerte.
“Espero poder contar contigo en otra vida”

También ahora
podré hablar de noches de insomnio,
y sé
que luchar por los sueños, no es trabajar,
es estar haciéndolos realidad.


Poco a poco.